Proliferación de Armas de Destrucción Masiva

Proliferación de Armas de Destrucción Masiva

La arquitectura internacional de no proliferación se encuentra en una fase crítica como consecuencia, fundamentalmente, de la situación en Ucrania. Los cambios en la doctrina nuclear rusa suponen un paso de importancia en la escalada y una amenaza directa a occidente. 

 

La situación geopolítica global provoca, además, un incremento de las tensiones y un cuestionamiento de muchas de las bases del sistema, del propio régimen internacional de no proliferación, que había venido considerándose pilar de la paz desde el último cuarto del siglo pasado. Buena parte de los actores, podrían buscar modificaciones sustanciales del régimen y algunos, incluso, intentar entrar en nuevas carreras armamentísticas. 

 

Estos factores se añaden a las muestras de desgaste que arrastra el sistema desde hace años y que se materializan en crisis de proliferación no resueltas como los dudas sobre el programa nuclear de Irán o los frecuentes ensayos de distintos tipos de misiles por parte de Corea del Norte. De la misma manera, contribuyen a tensionar el sistema el aumento y modernización de arsenales nucleares en China, India y Pakistán.

 

Respecto a las amenazas química y biológica, no han decaído en su nivel de riesgo y sufren en mayor o menos medida, la crisis que soporta el régimen de no proliferación. El uso de agentes biológicos patógenos en un conflicto bélico, aunque no parece una posibilidad cercana, sería de tal intensidad que ha formado parte de noticias falsas utilizadas en las estrategias hibridas de distintos países. En lo referente a la amenaza de las armas químicas, aunque la OPAQ ha dado por finalizada la fase de eliminación de los arsenales existentes declarados, su uso en conflictos como el de Siria hace pocos años hacen ver que, contra todas las convenciones, continúan siendo una alternativa para determinados estados.

 

Por otra parte, se mantiene la posibilidad del uso de material NRBQ por actores no gubernamentales, como grupos terroristas o incluso delincuenciales. Es en este plano en el que la amenaza incrementa su nivel de riesgo cuanto mayores son los avances tecnológicos, especialmente en el campo de la biología y la inteligencia artificial, y las posibilidades de acceso a información científica. Por otra parte, el uso de agentes químicos en un atentado sigue siendo una forma relativamente fácil de causar “terror”, por lo que la vigilancia de los elementos que pueden usarse como precursores de este tipo de armas es fundamental.

 

Es de gran importancia el control de los posibles desvíos de materiales de doble uso, tanto en lo referente a intangibles como al movimiento de mercancías y tanto por su posible desvío a estados sospechosos de ser proliferadores, como por su posible caída en manos de grupos no gubernamentales.