11/07/2016
3 min read
11 julio 2016 - Un grupo de científicos que monitorea la atmósfera de la Tierra ha anunciado que 2016 pasará a la historia por haberse alcanzado concentraciones de dióxido de carbono (CO2) superiores a 400 partes por millón, el nivel más alto desde hace 3 millones de años.
El estudio, publicado en la revista Nature Climate Change destaca que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera aumenta año tras año debido a las emisiones humanas. Pero en 2016 las concentraciones están recibiendo un impulso adicional por el fenómeno de “El Niño”, que está modificando la temperatura de la superficie marina del Océano Pacífico tropical, exacerbando los procesos de sequía y los episodios de incendios forestales, con la consiguiente liberación de mayores cantidades de dióxido de carbono.
En 2014, la Organización Meteorológica Mundial ya hizo público un comunicado en el que alertaba de que, por primera vez, las concentraciones mensuales de dióxido de carbono habían experimentado valores sin precedentes en la temporada en que se registran niveles máximos. Ello ocurre al comenzar la primavera en el hemisferio norte, antes de que el crecimiento de la vegetación absorba el CO2.
El umbral de concentración de 400 partes por millón de CO2 en la atmósfera reviste una importancia simbólica y científica y refuerza la evidencia de que la combustión de combustibles fósiles y demás actividades humanas son responsables del incremento constante de gases de efecto invernadero que atrapan el calor y calientan el planeta.
El cambio climático como multiplicador de amenazas
El cambio climático está exacerbando más que nunca los riesgos asociados a las crisis del agua, la escasez de alimentos, la competencia por los recursos naturales, las enfermedades tropicales, las catástrofes, la inestabilidad de Estados frágiles, la reducción del crecimiento económico, las migraciones, el debilitamiento de la cohesión social y el aumento de las amenazas para la seguridad.
En España, la Estrategia de Seguridad Nacional de 2013 identifica al cambio climático como el gran desafío ambiental y socioeconómico del siglo XXI y lo destaca como un elemento clave de multiplicación de amenazas, aunque también puede brindar la oportunidad para definir un nuevo modelo de desarrollo en el que la sostenibilidad ambiental apoye el bienestar y el progreso.
Por su parte, la Estrategia de Seguridad Energética Nacional, aprobada por el Consejo de Seguridad Nacional el 20 de julio de 2015, señala que las emisiones de gases de efecto invernadero están provocando un calentamiento global de la atmósfera que impacta en el clima, la biodiversidad, los océanos y las masas de hielo y, por ende, en los territorios continentales afectados.
Por ello, esta estrategia de seguridad contempla entre sus objetivos la necesidad de impulsar la sostenibilidad energética, y subraya el compromiso de España con el empleo de energías limpias previstas en la Estrategia Energética de la Unión Europea y en otras iniciativas internacionales.
El estudio, publicado en la revista Nature Climate Change destaca que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera aumenta año tras año debido a las emisiones humanas. Pero en 2016 las concentraciones están recibiendo un impulso adicional por el fenómeno de “El Niño”, que está modificando la temperatura de la superficie marina del Océano Pacífico tropical, exacerbando los procesos de sequía y los episodios de incendios forestales, con la consiguiente liberación de mayores cantidades de dióxido de carbono.
En 2014, la Organización Meteorológica Mundial ya hizo público un comunicado en el que alertaba de que, por primera vez, las concentraciones mensuales de dióxido de carbono habían experimentado valores sin precedentes en la temporada en que se registran niveles máximos. Ello ocurre al comenzar la primavera en el hemisferio norte, antes de que el crecimiento de la vegetación absorba el CO2.
El umbral de concentración de 400 partes por millón de CO2 en la atmósfera reviste una importancia simbólica y científica y refuerza la evidencia de que la combustión de combustibles fósiles y demás actividades humanas son responsables del incremento constante de gases de efecto invernadero que atrapan el calor y calientan el planeta.
El cambio climático como multiplicador de amenazas
El cambio climático está exacerbando más que nunca los riesgos asociados a las crisis del agua, la escasez de alimentos, la competencia por los recursos naturales, las enfermedades tropicales, las catástrofes, la inestabilidad de Estados frágiles, la reducción del crecimiento económico, las migraciones, el debilitamiento de la cohesión social y el aumento de las amenazas para la seguridad.
En España, la Estrategia de Seguridad Nacional de 2013 identifica al cambio climático como el gran desafío ambiental y socioeconómico del siglo XXI y lo destaca como un elemento clave de multiplicación de amenazas, aunque también puede brindar la oportunidad para definir un nuevo modelo de desarrollo en el que la sostenibilidad ambiental apoye el bienestar y el progreso.
Por su parte, la Estrategia de Seguridad Energética Nacional, aprobada por el Consejo de Seguridad Nacional el 20 de julio de 2015, señala que las emisiones de gases de efecto invernadero están provocando un calentamiento global de la atmósfera que impacta en el clima, la biodiversidad, los océanos y las masas de hielo y, por ende, en los territorios continentales afectados.
Por ello, esta estrategia de seguridad contempla entre sus objetivos la necesidad de impulsar la sostenibilidad energética, y subraya el compromiso de España con el empleo de energías limpias previstas en la Estrategia Energética de la Unión Europea y en otras iniciativas internacionales.