19/05/2016
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19 mayo 2016 - La seguridad del espacio ultraterrestre ha sido definida en la legislación española como un ámbito de especial interés para la Seguridad Nacional, junto a otros entornos como la seguridad marítima, la ciberseguridad o la seguridad energética. Así lo proclama la Ley de Seguridad Nacional aprobada por las Cortes Generales a finales del pasado año.
El espacio próximo a la Tierra es un entorno que soporta satélites de diferentes usos, tanto civiles, comerciales, científicos, militares o de seguridad. Su importancia radica en que estas infraestructuras prestan apoyo a numerosos servicios vitales o críticos, que son imprescindibles para asegurar nuestra forma de vida y el funcionamiento de las sociedades modernas.
Sin embargo, este entorno es vulnerable ante diferentes amenazas, tanto naturales como deliberadas. Uno de los riesgos crecientes proviene de la denominada “basura espacial”, derivada de restos de cohetes y satélites viejos que orbitan alrededor de la Tierra. También existe el peligro de impacto de micrometeoroides sobre los satélites. Estos objetos naturales, que viajan a gran velocidad, pueden electrificar componentes sensibles de la infraestructura espacial o alterar los sistemas de control.
Más seria es la posibilidad de que una gran tormenta magnética solar produzca una importante nube de partículas cargadas, susceptible de interferir en los sistemas de comunicación por satélite, navegación GPS, servicios meteorológicos y monitorización planetaria. También las redes eléctricas terrestres son susceptibles de sufrir daños en estas situaciones.
Además de las amenazas de origen natural, el espacio es un entorno sometido a un proceso creciente de militarización, que genera tensiones entre las principales potencias. Los Estados compiten en este ámbito a gran velocidad y la lucha de poder incrementa el riesgo de desarrollo de capacidades para negar, degradar o alterar los sistemas espaciales en caso de conflicto.
Por lo tanto, es previsible que los riesgos en el espacio ultraterrestre aumenten a medida que la innovación se haga más omnipresente, crezca la disponibilidad de tecnología y se amplíe el número de satélites.
Código de conducta para las actividades espaciales
La Unión Europea ha propuesto un Código Internacional de Conducta para las Actividades Espaciales, como medida de transparencia y creación de confianza. Esta propuesta hace hincapié en diferentes cuestiones, como la “basura espacial” o la proliferación de satélites activos (alrededor de 1.300) que envuelven la Tierra en un nido lleno de orbitas.
En la actualidad, once países tienen capacidad de lanzamiento espacial y ochenta países participan en actividades espaciales. Mientras tanto, la vulnerabilidad de este entorno aumenta exponencialmente. Cabe esperar que en un futuro cercano se logren acuerdos internacionales que permitan prevenir o mitigar las amenazas vinculadas al espacio, ya que ningún país tiene la autoridad soberana ni la responsabilidad para regularlo.
El espacio próximo a la Tierra es un entorno que soporta satélites de diferentes usos, tanto civiles, comerciales, científicos, militares o de seguridad. Su importancia radica en que estas infraestructuras prestan apoyo a numerosos servicios vitales o críticos, que son imprescindibles para asegurar nuestra forma de vida y el funcionamiento de las sociedades modernas.
Sin embargo, este entorno es vulnerable ante diferentes amenazas, tanto naturales como deliberadas. Uno de los riesgos crecientes proviene de la denominada “basura espacial”, derivada de restos de cohetes y satélites viejos que orbitan alrededor de la Tierra. También existe el peligro de impacto de micrometeoroides sobre los satélites. Estos objetos naturales, que viajan a gran velocidad, pueden electrificar componentes sensibles de la infraestructura espacial o alterar los sistemas de control.
Más seria es la posibilidad de que una gran tormenta magnética solar produzca una importante nube de partículas cargadas, susceptible de interferir en los sistemas de comunicación por satélite, navegación GPS, servicios meteorológicos y monitorización planetaria. También las redes eléctricas terrestres son susceptibles de sufrir daños en estas situaciones.
Además de las amenazas de origen natural, el espacio es un entorno sometido a un proceso creciente de militarización, que genera tensiones entre las principales potencias. Los Estados compiten en este ámbito a gran velocidad y la lucha de poder incrementa el riesgo de desarrollo de capacidades para negar, degradar o alterar los sistemas espaciales en caso de conflicto.
Por lo tanto, es previsible que los riesgos en el espacio ultraterrestre aumenten a medida que la innovación se haga más omnipresente, crezca la disponibilidad de tecnología y se amplíe el número de satélites.
Código de conducta para las actividades espaciales
La Unión Europea ha propuesto un Código Internacional de Conducta para las Actividades Espaciales, como medida de transparencia y creación de confianza. Esta propuesta hace hincapié en diferentes cuestiones, como la “basura espacial” o la proliferación de satélites activos (alrededor de 1.300) que envuelven la Tierra en un nido lleno de orbitas.
En la actualidad, once países tienen capacidad de lanzamiento espacial y ochenta países participan en actividades espaciales. Mientras tanto, la vulnerabilidad de este entorno aumenta exponencialmente. Cabe esperar que en un futuro cercano se logren acuerdos internacionales que permitan prevenir o mitigar las amenazas vinculadas al espacio, ya que ningún país tiene la autoridad soberana ni la responsabilidad para regularlo.