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G5 Sahel: Níger y Burkina Faso anuncian su retirada de la organización regional

G5 SAHEL
G5 Sahel: Níger y Burkina Faso anuncian su retirada de la organización regional
07 de diciembre 2023

En mayo de 2022, Mali se retiró del G5 Sahel —incluida su Fuerza Conjunta del G5 Sahel (FC-G5S)— debido a los desacuerdos sobre la designación de Mali como presidencia del grupo. El motivo subyacente fueron los dos golpes de Estado (agosto de 2020 y mayor de 2021), que pusieron el final definitivo al orden constitucional y, con ello, abrieron una nueva etapa de transición para el futuro del país. Por entonces, la UE y la ONU —que seguían apoyando el proyecto G5 Sahel— consideraban que la salida de Mali había sumido al G5 y a su Fuerza Conjunta en una crisis institucional; hasta el punto que, según el ahora derrocado y detenido presidente de Níger, Mohamed Bazoum, el «G5 Sahel había muerto». Ahora, con la retirada unilateral de Níger y Burkina Faso, el G5 Sahel deja —de facto— de existir, al tiempo que Mauritania y Chad —en un comunicado conjunto— afirmaron que estaban preparando el camino para disolver esta organización, ya que la convención fundacional establece que el acuerdo puede revocarse a petición de al menos tres Estados miembros.

Desde 2022, tanto en Burkina Faso (enero y septiembre 2022) como en Níger (julio 2023) se han sucedido sendos golpes de Estado, que han provocado la consolidación de gobiernos de transición, liderados por juntas militares, hasta unas futuras elecciones democráticas, que aún no tienen fecha de celebración. Tras la asonada militar en Níger, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) dio un ultimátum a la junta militar: debían restituir a Bazoum en el poder en el plazo de una semana o atenerse a las consecuencias, lo que incluía una posible acción militar. Como consecuencia, Mali y Burkina Faso salieron en defensa de la junta, y afirmaron que considerarían cualquier intervención extranjera en el país vecino como una «declaración de guerra» contra ellos.

Finalmente, y aunque no se produjo ninguna intervención externa en Níger, los tres países sahelianos —que han reforzado su cooperación con Rusia, especialmente en el ámbito de la seguridad— sellaron su coalición a través de la Alianza de los Estados del Sahel (AES), un pacto de defensa mutua que oficializaron el pasado 16 de septiembre de 2023 para conformar «un espacio de soberanía asumida para la reconquista de nuestros territorios y la restauración de la paz y de seguridad, garante de un desarrollo compartido por los pueblos del Sahel». Los ministros de Asuntos Exteriores de los tres países, reunidos la semana pasada, han recomendado a los respectivos jefes de Estado el establecimiento de una confederación, como paso previo a la unión en una federación. Durante la reunión, que tuvo como objetivo concretar el modus operandi de la nueva Alianza, los ministros insistieron en la diplomacia, la defensa y el desarrollo «para consolidar la integración política y económica» entre los tres países.

Ahora, y como muestra de su distanciamiento del devenir regional, Níger y Burkina Faso han anunciado su retirada de la iniciativa G5 Sahel porque —según denuncian en un comunicado conjunto, conocido el pasado 2 de diciembre— esta organización servía a «intereses extranjeros en detrimento de los de los pueblos del Sahel» y que no pueden «aceptar el dictado de cualquier potencia en nombre de una asociación equivocada e infantilizadora que niega el derecho a la soberanía de nuestros pueblos y nuestros Estados». Asimismo, ambos países subrayan que han tomado su decisión tras «un examen profundo del funcionamiento» del G5 Sahel y de Fuerza Conjunta, que «no ha conseguido —por falta de recursos financieros— alcanzar sus objetivos».

Por otro lado, las autoridades militares de Burkina Faso y Níger señalan que es necesario mantener el compromiso de los estados del Sahel «en la lucha contra el terrorismo y la criminalidad transfronteriza», y que lo harán en el marco de la referida Alianza de los Estados del Sahel (creada con Mali) para hacer del Sahel «un espacio de soberanía asumida para la reconquista de nuestros territorios y la restauración de la paz y de seguridad, garante de un desarrollo compartido por los pueblos del Sahel». Al respecto, como recoge el Índice de Terrorismo Global 2023, el terrorismo de carácter yihadista está avanzando hacia países que enfrentan inestabilidad política, conflictos y degradación ecológica, particularmente en el Sahel: «las muertes por terrorismo en el Sahel aumentaron un 7% y ahora son más altas que las del sur de Asia y MENA juntas. La zona es también la región más afectada del mundo, y representa el 43% de las muertes por terrorismo a nivel mundial».

La organización G5 Sahel

En febrero de 2014, la organización G5 Sahel se conformó como un marco institucional de coordinación y seguimiento de cooperación regional para políticas de desarrollo y seguridad, con el objetivo de ofrecer un enfoque integral para garantizar las condiciones de paz, desarrollo, seguridad y gobernanza en Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger. Meses después, en diciembre de 2014, se celebró en Nuakchot una Cumbre Extraordinaria de los cinco jefes de Estado miembros del G5Sahel, donde firmaron el texto jurídico de creación y la formulación del programa de inversiones prioritarias. Finalmente, en 2017, acordaron la creación de la Fuerza Conjunta del G5 Sahel (FC-G5S) para responder a la expansión de los grupos terroristas y otras milicias armadas, culpables del deterioro general de las condiciones de vida y seguridad en la región.

Aunque tras la retirada de Mali en 2021, las autoridades de los otros cuatro países se comprometieron a revitalizar la organización y su Fuerza Conjunta. En este tiempo, la FC-G5S siguió realizando operaciones militares —limitadas y poco efectivas—, mientras que el G5 Sahel celebró reuniones y talleres con el apoyo de socios internacionales. Al tiempo, el presidente de Mauritania, que lidera actualmente el G5 Sahel, pidió públicamente que Mali regresase a la organización regional. Lejos de conseguirlo, la salida de Níger y Burkina Faso deja sin futuro al G5 Sahel y su fuerza militar antiterrorista —apoyada por Naciones Unidas y la Unión Europea, su mayor financiador—, pues ya no persisten la cohesión y el proyecto regional que justificaron su fundación.
 
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