Níger: democracia y seguridad para enfrentar la amenaza yihadista

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Níger: democracia y seguridad para enfrentar la amenaza yihadista
01 de abril 2022

Hace ahora casi un año, Níger logró culminar un proceso democrático —no exento de violencia y ataques—, que la Unión Europea (UE) calificó como «histórico» y una «etapa decisiva para la consolidación de la democracia en su país». El 2 de abril de 2021, Mohamed Bazoum se convirtió en presidente, y selló así el primer traspaso de poder entre dos presidentes elegidos democráticamente desde la independencia nacional del país (1960).  

Níger, cuya historia ha estado jalonada por continuos golpes de Estado, se encuentra ahora rodeado de países inmersos en procesos de transición derivados de asonadas militares contra el poder democrático. En los últimos 18 meses, Mali, Guinea Conakry y Burkina Faso han sufrido golpes de Estado, y se encuentran hoy gobernados por juntas militares, mientras que en sus respectivas “hojas de ruta” plantean el regreso —excesivamente lento para la comunidad internacional— al orden constitucional. La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) —en su última cumbre extraordinaria sobre la situación en estos tres países— ha vuelto a solicitar avances en los procesos transitorios, además de mostrar su preocupación por la situación de seguridad —marcada por la continua expansión del yihadismo más violento— en el Sahel Occidental.

Frente a esta situación regional, existe cierto riesgo de que la instabilidad en los países limítrofes tenga un efecto dominó en Níger. Sin embargo, y pese a enfrentar un deterioro continuo del nivel de seguridad, sus dirigentes mantienen firme su determinación para consolidar su proceso democrático. Para ello, y desde una política de marcado carácter integral, el presidente Bazoum ha reforzado la lucha contra el terrorismo y la erradicación de todo tipo de violencia, al tiempo que intenta garantizar una adecuada gobernanza y presencia del Estado en todo el territorio de soberanía nigerina.
  
Evolución de la presencia internacional

El pasado 17 de febrero, el presidente francés Emmanuel Macron anunció la retirada de Mali de la Operación Barkhane (más de 5.000 efectivos militares franceses) y la Task Force Takuba —en la que participan fuerzas especiales de distintos países europeos— en un plazo de entre cuatro y seis meses. Al tiempo que realizaba este anuncio, Macron refirió que contaba con el acuerdo de las autoridades de Níger nigerinas para trasladar las bases de estas misiones a territorio nigerino, y asegurar así la continuidad de la lucha contra el terrorismo en el Sahel y el Golfo de Guinea, aunque con todo el despliegue fuera de territorio maliense.

Según el comandante de la operación Barkhane, no habrá un redespliegue total de la misión en Níger. Sin embargo, afirma que sí podría haber un «dispositivo» adaptado a la demanda del país. Por el momento, está pendiente la aprobación en la Asamblea Nacional de Níger del acuerdo de cooperación militar entre las fuerzas armadas nigerinas y Barkhane, que se prevé esté preparado en breve plazo. Mientras tanto, la operación Barkhane sigue enfrentando, de forma directa, la amenaza yihadista en toda la región.

Situación de seguridad

Los dos grandes focos de terrorismo en el Sahel Occidental —la triple frontera entre Mali, Burkina Faso y Níger, y la Cuenca del Lago Chad— incluyen territorio nigerino. En la triple frontera, operan el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM, coalición afín a al-Qaeda), así como el Estado Islámico en el Gran Sáhara (EIGS). Ambas organizaciones, además de llevar a cabo atentados contra fuerzas armadas y civiles, se enfrentan entre ellas para hacerse con el control del territorio, así como del crimen organizado imperante en la región. Al mismo tiempo, en la parte oriental del país, la cuenca del Lago Chad sufre la presencia del Estado Islámico en África Occidental (ISWAP) y de Boko Haram.

Según el Observatorio International de Estudios sobre Terrorismo (OIET), Níger es el cuarto país del mundo más castigado, en número total de víctimas mortales (910), por el terrorismo yihadista en 2021, tan solo por detrás de Afganistán (3.169) y de sus dos países limítrofes Burkina Faso (1.199) y Mali (987). Con todo, y como también señala el informe 2021 de la OIET, el Sahel Occidental se ha convertido en la zona del mundo donde el terrorismo yihadista hace más estragos entre la población civil, además de atacar sistemáticamente a las fuerzas de seguridad y alentar los enfrentamientos intercomunitarios. Además, y pese al enorme esfuerzo internacional desplegado en esta región, el terrorismo yihadista se mantiene en los mismos niveles que en 2020.  Así, y centrados en Níger, en 2021 disminuyó el número de atentado, pero resultaron más letales ya que aumentó la cifra de personas asesinadas. De hecho, dos de los cuatro atentados más letales registrados en todo el mundo en 2021 tuvieron lugar en Níger.

Por otro lado, y en la misma línea, el Índice de Terrorismo Global 2021 subraya que los atentados en Níger en 2021 causaron una media de 7,9 víctimas mortales por ataque, en comparación con los 3,8 de media en 2020. Según este informe, este aumento se debe fundamentalmente al repunte de la violencia yihadista en la región del lago Chad, donde el grupo terrorista ISWAP ha incrementado su capacidad organizativa y sus atentados son cada vez más complejos y sofisticados.

Por último, en este 2022, los niveles de violencia parecen mantenerse en Níger, aunque en febrero registraron un cierto descenso. En los dos primeros meses del año, la coalición JNIM ha llevado a cabo sus primeros ataques en Tillaberi —zona fronteriza con Mali y Burkina Faso y originalmente feudo del EIGS—, lo que hace prever que se incrementarán los enfrentamientos entre ambas milicias terroristas. Mientras, la población indefensa seguirá siendo la principal víctima de la amenaza yihadista.

 
 
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