Situación en Mali
19 de noviembre 2021
A tres meses del final oficial del periodo de transición, todo indica que no se celebrarán las elecciones en el plazo acordado y que las actuales autoridades se mantendrán en el poder durante un periodo de tiempo más largo. Tras anunciarlo de forma indirecta en varias ocasiones, las autoridades han informado oficialmente sobre su incapacidad para respetar la fecha límite establecida para el final previsto del periodo de transición (febrero 2022), debido a la imposibilidad de organizar y celebrar elecciones generales a tiempo. Las autoridades consideran necesario llevar a cabo reformas fundamentales y mejorar la situación de seguridad, de cara a «la celebración de elecciones creíbles y garantizar que el retorno al gobierno constitucional y la estabilidad no sea de corta duración».
Sin embargo, por el momento, no han compartido ningún calendario oficial que muestre los plazos que están considerando para la celebración de estas elecciones —tan solo han anunciado el retraso a diciembre de las consultas nacionales para las elecciones— y su voluntad de dejar el poder y volver a un orden constitucional.
Por otro lado, la situación de seguridad continúa su deterioro, y se añade el clima de tensión generado por las detenciones de personas contrarias a las autoridades de la transición, sobre todo por su ineficaz lucha contra la corrupción y las amenazas contra la seguridad estatal. Ante esta situación, las autoridades malienses siguen buscando apoyos —dentro y fuera de las fronteras malienses— para lograr la estabilización del país, protegerse y mantener el poder.
Recientemente, el ministro de Asuntos Exteriores maliense ha viajado a Rusia para reunirse con su homólogo y reforzar la cooperación entre los dos países, especialmente en el campo de la seguridad y de la economía. Respecto a la situación de seguridad en Mali, ambos ministros declararon que su relación se basa en un «acuerdo de cooperación técnico-militar», en el marco del cual han firmado varios contratos tanto en materia de formación como de equipamiento militar. Rusia y Mali reafirman así su alianza militar, en un momento en el que el riesgo de violencia terrorista se incrementa por la reducción de la operación francesa Barkhane. Por otro lado, ambos han negado cualquier tipo de contrato entre Mali y empresas rusas de seguridad privada.
Sobre el terreno, Francia ultima la reestructuración y adaptación de la operación Barkhane, que tiene especial incidencia en su presencia militar en la región. Tras anunciarlo este verano, Francia continúa su retirada de las bases militares situadas más al norte del país (Kidal, Tessalit y Tombuctú), cuyo objetivo era frenar la expansión de la amenaza terrorista hacia el sur. En este contexto, en octubre se transfirió la base de Kidal a las autoridades malienses y, el 13 de noviembre, se transfirió la de Tessalit. Esta transferencia de bases ha significado la retirada total de todo el contingente francés; y se espera que la retirada de la base de Tombuctú, la última afectada por la reorganización, se realice antes de finales de año. Por su parte, la Task Force Takuba —fuerza multinacional de operaciones especiales liderada por Francia y enmarcada en la operación Barkhane— asesora, asiste y acompaña a las unidades convencionales malienses en la lucha contra el terrorismo en todo el país.
Reacciones internacionales
La decisión de retrasar las elecciones ha provocado rechazo a nivel internacional. La Comunidad Económica de Estado de África Occidental (CEDEAO), en una Cumbre extraordinaria sobre la situación en Mali y en Guinea, anunció sanciones contra las autoridades malienses, y muestra su preocupación por el deterioro de la situación de seguridad en Mali, sobre todo por la incertidumbre política. Ante el retraso de las elecciones y, por consiguiente, del final de la transición, la CEDEAO ha impuesto sanciones a cerca de 150 personas, entre las que figuran miembros del Gobierno y del Consejo Nacional de la Transición.
Por su parte, la Unión Europea —en apoyo a las sanciones de la CEDEAO, que solicitó expresamente su ayuda— ha acordado establecer un marco para poder adoptar sanciones contra quienes obstaculicen la deriva hacia un régimen democrático. Asimismo, ha logrado un consenso para imponer sanciones contra el grupo ruso de seguridad privada Wagner, que serán decididas una vez finalizado el texto.
Por su parte, el representante especial de la ONU para Mali ha expresado su preocupación por la situación en el país, en donde «la situación de seguridad se ha deteriorado y la crisis se está agravando» y la transición «ha llegado a una etapa crítica».