76 periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas «El mundo debe despertar»

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76 periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas 
«El mundo debe despertar»

22 de septiembre 2021

Desde el 14 de septiembre, la Asamblea General de Naciones Unidas —único organismo que reúne a los 193 Estados miembros— celebra su 76 periodo anual de sesiones, marcado por la pandemia de la Covid 19 y la desigualdad en la distribución mundial de las vacunas; por la lucha internacional contra los efectos —cada vez más adversos— del cambio climático; y por el incremento de la inestabilidad y la confrontación mundial, especialmente la rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China, y el ascenso al poder de los talibanes en Afganistán. 

En los prolegómenos de esta reunión internacional, el nuevo presidente de la Asamblea General Abdulla Shahid subrayó que «miles de millones de personas luchan contra la pandemia, la devastación o los conflictos en el mundo, y necesitan desesperadamente de la esperanza» que debe ser gestionada y alentada por la Asamblea General que «cuando habla por unanimidad, cuando decide sobre cualquier materia, es la conciencia internacional».

Por su parte, el día 21 de septiembre, intervino ante el plenario el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, con un discurso donde reflejó un preocupante y sombrío escenario internacional. A su juicio, y entre otros desafíos, la falta de unión y solidaridad frente a la pandemia global, los tímidos avances en la lucha contra el cambio climático, las crecientes desigualdades y las crisis y conflictos en países como Afganistán, Yemen y Etiopía han encendido todas las alarmas: «El mundo debe despertar. Estamos al borde de un abismo y avanzamos en la dirección equivocada. Nuestro mundo nunca ha estado más amenazado ni más dividido».

Respecto a la pandemia de COVID-19, señaló que hemos sido testigos de dos hechos irrefutables. Por un lado, la victoria de la ciencia y el ingenio humano con el desarrollo de las vacunas en un tiempo récord y, por otro, la tragedia de la falta de voluntad política, el egoísmo y la desconfianza: «Pasamos el examen de ciencias. Pero estamos obteniendo una F en ética». En este sentido, Guterres criticó la desigualdad en la vacunación contra el covid-19, con países ricos que han inmunizado ya a la mayoría de su población mientras más de un 90 por ciento de África espera aún su primera dosis.

En cuanto al cambio climático, el secretario general destacó que el mundo está lanzando señales de advertencia en todos los continentes y regiones con «temperaturas abrasadoras, pérdida de biodiversidad, aire, agua y espacios naturales contaminados, y desastres relacionados con el clima en todo momento». Por ello, abogó por salvar la brecha climática y pidió a los países del norte y el sur más ambición en tres áreas clave: mitigación —en especial, a través de la reducción de emisiones para 2030—financiación y adaptación, centradas en garantizar un apoyo creíble a las naciones en desarrollo. «Esta es una emergencia planetaria —sentenció—. Necesitamos coaliciones de solidaridad, entre países que todavía dependen en gran medida del carbón y países que tienen los recursos financieros y técnicos para apoyar su transición. Tenemos la oportunidad y la obligación de actuar».

También se refirió a la preocupante situación en Afganistán, «donde debemos impulsar la asistencia humanitaria y defender los derechos humanos, especialmente de mujeres y niñas»; y en el Sahel, «donde estamos comprometidos con la movilización de asistencia internacional para la seguridad, el desarrollo y la gobernanza regionales», así como a los conflictos en Etiopía o Yemen. Y todo ello en medio de «una explosión en las tomas del poder por la fuerza» y «mientras las dos economías más grandes del mundo estén enfrentadas». Por paliar esta situación, Guterres abogó por restaurar la confianza, la cooperación, el diálogo y la comprensión, e «invertir en prevención, mantenimiento y consolidación de la paz, avanzar en el desarme nuclear y compartir esfuerzos para combatir el terrorismo (…). Necesitamos una nueva Agenda de Paz integral».

Otro eje central de su alocución —además de la urgencia de reducir la brecha de desigualdad mundial— fue la necesaria transformación del actual sistema multilateral que «es demasiado limitado en sus instrumentos y capacidades, en relación con lo que se necesita para una gobernanza eficaz de la gestión de los bienes públicos mundiales». Por ello, es necesario que las Naciones Unidas se adapten a una nueva era. En este ámbito, recordó su propuesta Nuestra Agenda Común que, tras un análisis global del mundo, pretende establecer «noventa recomendaciones específicas que asumen los desafíos de hoy y fortalecen el multilateralismo del mañana».

Para cerrar su intervención, y frente a los múltiples desafíos que enfrenta el mundo y Naciones Unidas, el secretario general hizo un llamamiento de solidaridad y compromiso a toda la comunidad internacional: «Este es nuestro momento. Un momento de transformación. Una era para reavivar el multilateralismo. Una era de posibilidades. Restablezcamos la confianza. Inspiremos esperanza. Y comencemos ahora mismo».

 

 
 
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