2021: Preservación del Medio, Efectos del Cambio Climático y Seguridad Nacional

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Cambio Climático
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2021: Preservación del Medio, Efectos del Cambio Climático y Seguridad Nacional
26 de diciembre 2021

“Tenemos una sola misión: proteger y entregar el planeta a la próxima generación”. François Hollande

A lo largo de este 2021, la conciencia global sobre los riesgos provocados por cambios del clima continúa creciendo: una evidencia apoyada en la información científica disponible (último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático) y en el conocimiento de los eventos extremos sufridos en muy distintas formas y lugares. Desde fenómenos como la borrasca “Filomena” en nuestro país a principios de año, hasta los incendios forestales que arrasan cientos de miles de hectáreas en EEUU o Rusia, son claros ejemplos de los efectos meteorológicos enormemente adversos que estamos sufriendo en la actualidad.

El Sistema de Seguridad Nacional no es ajeno ni a las certezas científicas ni a las inquietudes de la ciudadanía respecto a este trascendental aspecto de nuestra vida cotidiana. Así, la Ley de Seguridad Nacional de 2015, en su artículo 10, considera ámbitos de interés especial para la Seguridad Nacional «aquellos que requieren una atención específica por resultar básicos para preservar los derechos y libertades, así como el bienestar de los ciudadanos, y para garantizar el suministro de los servicios y recursos esenciales»; y, entre otros, cita «la seguridad económica y financiera, la seguridad marítima (…), la seguridad energética, la seguridad sanitaria y la preservación del medio ambiente». Todos ellos, en mayor o menor medida, están afectados por el calentamiento global.

Desde esta perspectiva, la Estrategia de Seguridad Nacional 2017 —en su capítulo dedicado a los desafíos que debemos enfrentar— señala que  «los efectos producidos por el cambio climático han adquirido tal relevancia que se justifica su análisis desde una perspectiva de seguridad». En esta misma línea avanza la próxima ESN 2021, que refuerza —como han hecho las sucesivas estrategias españolas de seguridad— la importancia de los efectos cambio climático en nuestro futuro.

A punto de finalizar 2021, son múltiples los retos identificados para los próximos años en materia de preservación del medio, especialmente —aunque no solo— por la continuidad o aumento de los efectos del cambio climático. Este escenario requiere mantener las líneas marcadas por la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética, por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 y, con especial importancia para la Seguridad Nacional, por el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2021-2030), que identifica y define los riesgos más importantes, marcando unas líneas de acción para enfrentarlos. Todos estos importantes documentos fueron aprobados durante este 2021. La consecución de estas políticas debería acercarnos a alcanzar el éxito en la acción de España para alcanzar sus metas en la parte que le corresponde en cuanto a mitigación (reducción de emisiones) y para aumentar su resiliencia, mejorando la capacidad de adaptación a los cambios inevitables, elemento este que se muestra cada vez más importante, como se definió en la última cumbre sobre el clima, COP 26 de Glasgow.

De forma sucinta, conviene subrayar los retos particulares que afronta el medio ambiente, especialmente desde el prisma de la seguridad nacional:

  • Disminución de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) que, según informe de la Organización Meteorológica Mundial, han continuado aumentado este año a nivel global. Quizás en el caso de España el transporte es la asignatura pendiente de la descarbonización.
  • Incrementar los medios para la lucha contra el comercio y uso ilegal de gases fluorados.
  • Vigilar las emisiones contaminantes, aunque, según el Sistema Nacional de Inventario de emisiones, estás han disminuido en los últimos años.
  • España es el país de la UE de mayor riesgo de desertificación. El 74 % de la superficie terrestre de España está en la categoría de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas; y el 18% bajo un riesgo alto o muy alto de desertificación, de acuerdo con el Programa de acción Nacional contra la Desertificación
  • La pérdida y degradación de los ecosistemas acentúa el riesgo de exposición y la vulnerabilidad a virus y enfermedades zoonóticas, además de poner en riesgo la riqueza genética natural. Por todo ello, es trascendental la preservación de la biodiversidad y la lucha contra el tráfico ilegal de especies silvestres. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico pretende aprobar en breve plazo el nuevo Plan estratégico de Patrimonio Natural y Biodiversidad. Por el momento, en 2021 ya se ha publicado la Orden PCM/735/2021, de 9 de julio, por la que se aprueba la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas.
  • La gestión del agua es otro desafío trascendental. En España, se prevé que el cambio climático altere los regímenes de pluviosidad, posiblemente las lluvias aporten menos agua y lo hagan de forma menos equilibrada en el tiempo. Los principales retos en este marco son la aprobación de los planes hidrológicos de tercer ciclo (2022-2027); la protección de las aguas continentales de la contaminación; el refuerzo a la seguridad hídrica, tanto con la adecuación de infraestructura pública (continuar el trabajo sobre las normas de seguridad presas y embalses); la mejora de las garantías de suministro (reutilización y desalación). Respecto al riesgo de inundación, la herramienta clave es la Directiva 2007/60 para la elaboración, aprobación e implantación de los planes de gestión del riesgo de inundación. En España, se están revisando de los distintos planes, algunos de los cuales datan de 2016. Y, por último, otro aspecto muy importante en este escenario, por su incidencia económica y en la calidad de vida de grandes partes de la península, es el regadío: en este momento, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación está trabajando en la modernización del plan nacional de regadíos.
  • En cuanto a los fenómenos meteorológicos adversos, los mecanismos de suministro de información, el perfeccionamiento de los sistemas de alerta temprana y la mejora continua de las prácticas de gestión de desastres y de respuesta coordinada y multidisciplinar conforman un reto que implica a todas las administraciones y que coordina la Dirección General de Protección Civil, a  través de un seguimiento permanente y la elaboración de la normativa básica.
  •  Aunque la intervención contra los incendios forestales se enmarca entre los objetivos del ámbito que el Sistema de Seguridad Nacional denomina “catástrofes y emergencias”, sus efectos sobre el medio ambiente hacen que se considere el riesgo de incendios también dentro del ámbito de la preservación del medioambiente. España se considera uno de los países más avanzados en cuanto a los medios y métodos contra incendios. No obstante, el desafío es, al menos, mantener la eficacia en la extinción y mejorar las condiciones de nuestros montes ante el riesgo de incendios.
  • El último gran reto —aunque posiblemente los referidos no sean los únicos— es el mantenimiento de la costa en condiciones de uso sostenible. Son muchos los elementos, pero cabe destacar la situación del Mar Menor o del Delta del Ebro, así como las acciones para contrarrestarla; y, en general, la aplicación de la Estrategia de Adaptación al Cambio Climático de la Costa Española.

 
 
 
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