Diplomacia energética: un término con doble sentido.
La primera conclusión alcanzada en la reunión del Consejo de la Unión Europea sobre energía y desarrollo, que se celebró el pasado 28 de noviembre de 2016 en Bruselas, fue la necesidad de garantizar la coherencia entre la política energética y la política exterior de la Unión Europea.
Este reconocimiento de la fuerte relación que existe entre la acción exterior y la seguridad energética nos sirve como punto de partida para explicar un concepto, diplomacia energética, que se puede entender en un doble sentido.
En primer lugar, nos referiremos al concepto tradicional. Según esta primera acepción de la diplomacia energética, la acción exterior es uno de los principales contribuyentes a la seguridad energética. Esta perspectiva, de aplicación a países y organizaciones con un alto grado de dependencia energética, como lo es la Unión Europea, se traduce en una gestión activa de la política exterior que pueda aprovechar de forma coherente y dinámica las oportunidades que ofrece una geografía energética en constante transformación.
En segundo lugar, visto de otra forma, la seguridad energética se presenta como un vector de influencia para la política exterior. Este segundo enfoque puede resultar más novedoso y original. Se trata de recurrir a una posición de liderazgo en determinadas áreas relacionadas con la energía, como puede ser la inversión financiera, la tecnología en infraestructuras o la capacidad en energías renovables, para servir como elemento facilitador de posiciones en determinadas áreas geográficas en función de los intereses estratégicos.
La seguridad energética en la Estrategia Global de Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea: un enfoque innovador
La Estrategia Global de Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea, titulada “Una visión común, una actuación conjunta: una Europa más fuerte” fue presentada el 24 de junio de 2016 en el Consejo Europeo. Se trata de un importante documento marco de nivel político-estratégico que contempla al terrorismo, las amenazas híbridas, la volatilidad económica, el cambio climático y la inseguridad energética como amenazas a la población y al territorio europeo.
La Estrategia Global hace uso de la segunda interpretación del concepto de diplomacia energética la seguridad energética como vector de influencia para la política exterior al plantearla como elemento mediante el que se refuerza las relaciones en el mundo con los productores de energía y con los países de tránsito fiables.
Así fue corroborado en la reunión del 28 de noviembre sobre energía y desarrollo, donde otra de las conclusiones relevantes fue la disposición a apoyar a los países vecinos y a todos los socios pertinentes en materia de desarrollo en todo el mundo en sus esfuerzos de transición energética, que son esenciales para crear resiliencia.
El Plan de acción de la Unión Europea en materia de diplomacia energética también mira al sur.
El Plan de acción de la Unión Europea en materia de diplomacia energética, documento que fue presentado en 2015 de forma conjunta por la Alta Representante y por la Comisión Europea, desarrolla la comunicación “Una estrategia marco para una Unión de la Energía resiliente con una política de cambio climático que mire al futuro” con un conjunto de acciones concretas.
En materia de cooperación, y en relación con la posibilidad de redefinición de la relación energética con Rusia, el Plan de Acción contempla la necesidad de conceder una prioridad especial a los países de la vecindad europea mediante iniciativas como el Corredor Meridional del Gas y la cooperación energética euromediterránea.
Igualmente, el Plan de Acción señala el fomento de la exportación tecnológica como una oportunidad comercial, de mejora de la imagen de liderazgo de la Unión y en coherencia con los diálogos existentes en materia de política y seguridad.
Adicionalmente, la pasada reunión del Consejo de la Unión Europea sirvió para reconocer que liberar el potencial energético de África de modo sostenible e interconectar Europa y África a través del Mediterráneo implican seguir aumentando la capacidad de producción, desarrollar las interconexiones transfronterizas y la distribución de energía en África y entre África y la UE, incrementar la eficiencia energética, transferir tecnología en beneficio mutuo e impulsar sistemas de energía sostenibles independientes de la red y tecnologías adecuadas para reducir la brecha entre zonas rurales y urbanas a la hora de acceder a la electricidad, incluido el suministro mediante sistemas solares para los hogares rurales.[1]
El entorno europeo en la seguridad energética nacional
El primer objetivo de la Estrategia de Seguridad Energética Nacional es contribuir al fortalecimiento de la seguridad energética en el conjunto de la Unión Europea.
Una política energética europea común que garantice el funcionamiento del mercado interior de la energía y el abastecimiento y que fomente las interconexiones refuerza la seguridad energética de la Unión Europea y, por ende, la seguridad energética nacional.
Estrategia de Seguridad Energética Nacional
De esta forma, la indisoluble asociación entre las políticas europea y nacional en materia de seguridad energética cobra, si cabe, mayor fuerza, al adoptar la Unión Europea esta visión en la que la seguridad y el desarrollo energético de los países de nuestra vecindad cobran un mayor protagonismo en el actual contexto internacional.
España: potencial puerto energético de llegada y distribución de energía
Estrategia de Seguridad Energética Nacional