25/06/2021
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Fiebre del Nilo Occidental en España. Evaluación de riesgo
25 de junio de 2021
El pasado 1 de junio, el Ministerio de Sanidad decretó el inicio de la vigilancia estacional de Fiebre del Nilo Occidental (FNO), una zoonosis causada por determinadas cepas del virus del Nilo Occidental que son transmitidas por mosquitos. El año 2020, y a diferencia de años precedentes, finalizó con un aumento inesperado de la incidencia en animales y humanos, con un alto porcentaje de casos graves.
El virus del Nilo Occidental
Los seres humanos y los équidos se consideran huéspedes finales del virus del Nilo Occidental y no transmiten la enfermedad. El contagio se produce principalmente a través de la picadura de mosquitos pertenecientes en su mayoría al género Culex; y la gran mayoría (80%) de las infecciones son asintomáticas. En caso de presentar sintomatología, la manifestación más severa es una encefalitis que ocurre tanto en humanos como en caballos. Por el momento, no hay vacunas para uso en humanos ni medicamentos antivirales específico, por lo que cobran mucha trascendencia las principales medidas de prevención: controlar las poblaciones de mosquito y evitar las picaduras.
En cuanto a su localización geográfica, este virus se encuentra en todos los continentes excepto en la Antártida. En las regiones templadas y subtropicales, la mayoría de las infecciones se presentan en verano o principios de otoño; y los lugares donde se producen los brotes se encuentran a lo largo de las principales rutas de las aves migratorias. Hasta la fecha, las mayores epidemias se han producido en EEUU, Israel, Grecia, Rumania y Rusia.
Incidencia en España
En la actualidad, España —como recoge el informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación— presenta una situación endémica de la enfermedad debido a que reúne unas condiciones favorables para el mantenimiento y la circulación del virus responsable de la FNO: la gran variedad de posibles reservorios, la proximidad a zonas endémicas como África y Oriente Próximo, las características ecológicas y climáticas, las rutas migratorias de aves procedentes de áreas afectadas y, por último, la presencia de vectores competentes ampliamente difundidos por la geografía española.
En los últimos diez años se han notificado focos equinos de forma mantenida en el cuadrante suroeste peninsular (Andalucía, Castilla La Mancha, Extremadura y Castilla y León) y, de forma puntual, en Cataluña. Además, se han producido casos en humanos en Andalucía y Extremadura.
En cuanto a la evolución de la incidencia, entre 2017 y 2019, la actividad del virus fue en descenso, con pocas notificaciones de focos equinos y ningún caso en humanos. No obstante, en la temporada pasada (año 2020), se identificaron 139 focos en équidos, además de 10 aves con resultado positivo. Además, se notificaron al Centro Nacional de Epidemiología (CNE) 77 casos —40 confirmados y 37 probables—; de meningoencefalitis por virus del Nilo occidental en humanos; de los cuales, 71 se registraron en Andalucía (57 en Sevilla y 14 en Cádiz) y 6 en Extremadura (Badajoz). De todos ellos, ocho fallecieron. Toda esta afectación coincidió con una densidad de mosquitos de la especie Culex Perexiguus (habitual de la zona) muy superior a lo observado en años precedentes en los alrededores de las poblaciones sevillanas de Coria y Puebla del Río.
Protocolo de vigilancia
En España, se conoce la circulación del virus del Nilo Occidental desde hace dos décadas y se realiza vigilancia en animales desde 2001 y humanos desde 2007. El Plan español de vigilancia frente a la FNO —que se prorroga anualmente—se elaboró por primera vez en 2007; y contempla la vigilancia en aves, équidos y mosquitos en áreas geográficas que se consideran de riesgo (principalmente las áreas cercanas al Parque Nacional de Doñana, el Delta del Ebro y los humedales de Cataluña, Valencia, Murcia y Baleares).
Según la evaluación del riesgo, elaborada por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) el pasado diciembre, se considera moderado en las zonas donde se han detectado focos equinos, aves o mosquitos infectados y/o casos humanos. En otros territorios, donde no se han detectado focos, el riesgo se considera menor, aunque es previsible que el virus siga circulando y se pueda detectar en nuevos territorios.
ANEXOS
25 de junio de 2021
El pasado 1 de junio, el Ministerio de Sanidad decretó el inicio de la vigilancia estacional de Fiebre del Nilo Occidental (FNO), una zoonosis causada por determinadas cepas del virus del Nilo Occidental que son transmitidas por mosquitos. El año 2020, y a diferencia de años precedentes, finalizó con un aumento inesperado de la incidencia en animales y humanos, con un alto porcentaje de casos graves.
El virus del Nilo Occidental
Los seres humanos y los équidos se consideran huéspedes finales del virus del Nilo Occidental y no transmiten la enfermedad. El contagio se produce principalmente a través de la picadura de mosquitos pertenecientes en su mayoría al género Culex; y la gran mayoría (80%) de las infecciones son asintomáticas. En caso de presentar sintomatología, la manifestación más severa es una encefalitis que ocurre tanto en humanos como en caballos. Por el momento, no hay vacunas para uso en humanos ni medicamentos antivirales específico, por lo que cobran mucha trascendencia las principales medidas de prevención: controlar las poblaciones de mosquito y evitar las picaduras.
En cuanto a su localización geográfica, este virus se encuentra en todos los continentes excepto en la Antártida. En las regiones templadas y subtropicales, la mayoría de las infecciones se presentan en verano o principios de otoño; y los lugares donde se producen los brotes se encuentran a lo largo de las principales rutas de las aves migratorias. Hasta la fecha, las mayores epidemias se han producido en EEUU, Israel, Grecia, Rumania y Rusia.
Incidencia en España
En la actualidad, España —como recoge el informe del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación— presenta una situación endémica de la enfermedad debido a que reúne unas condiciones favorables para el mantenimiento y la circulación del virus responsable de la FNO: la gran variedad de posibles reservorios, la proximidad a zonas endémicas como África y Oriente Próximo, las características ecológicas y climáticas, las rutas migratorias de aves procedentes de áreas afectadas y, por último, la presencia de vectores competentes ampliamente difundidos por la geografía española.
En los últimos diez años se han notificado focos equinos de forma mantenida en el cuadrante suroeste peninsular (Andalucía, Castilla La Mancha, Extremadura y Castilla y León) y, de forma puntual, en Cataluña. Además, se han producido casos en humanos en Andalucía y Extremadura.
En cuanto a la evolución de la incidencia, entre 2017 y 2019, la actividad del virus fue en descenso, con pocas notificaciones de focos equinos y ningún caso en humanos. No obstante, en la temporada pasada (año 2020), se identificaron 139 focos en équidos, además de 10 aves con resultado positivo. Además, se notificaron al Centro Nacional de Epidemiología (CNE) 77 casos —40 confirmados y 37 probables—; de meningoencefalitis por virus del Nilo occidental en humanos; de los cuales, 71 se registraron en Andalucía (57 en Sevilla y 14 en Cádiz) y 6 en Extremadura (Badajoz). De todos ellos, ocho fallecieron. Toda esta afectación coincidió con una densidad de mosquitos de la especie Culex Perexiguus (habitual de la zona) muy superior a lo observado en años precedentes en los alrededores de las poblaciones sevillanas de Coria y Puebla del Río.
Protocolo de vigilancia
En España, se conoce la circulación del virus del Nilo Occidental desde hace dos décadas y se realiza vigilancia en animales desde 2001 y humanos desde 2007. El Plan español de vigilancia frente a la FNO —que se prorroga anualmente—se elaboró por primera vez en 2007; y contempla la vigilancia en aves, équidos y mosquitos en áreas geográficas que se consideran de riesgo (principalmente las áreas cercanas al Parque Nacional de Doñana, el Delta del Ebro y los humedales de Cataluña, Valencia, Murcia y Baleares).
Según la evaluación del riesgo, elaborada por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) el pasado diciembre, se considera moderado en las zonas donde se han detectado focos equinos, aves o mosquitos infectados y/o casos humanos. En otros territorios, donde no se han detectado focos, el riesgo se considera menor, aunque es previsible que el virus siga circulando y se pueda detectar en nuevos territorios.
ANEXOS