05 agosto 2019
Introducción
El Consejo de Estado de la República Popular de China publica los documentos de carácter político-estratégico relacionados con la Seguridad Nacional, en inglés, con el formato de Libro Blanco.
Recientemente, el 24 de julio, ha hecho público una nueva edición del Libro Blanco de Defensa Nacional (LBDN), en este caso con el título: La Defensa Nacional de China en la Nueva Era.
Desde 1998 se han publicado nuevas versiones del LBDN cada dos años hasta 2010, año en el que se rompe la regularidad de su publicación. En 2011 se publica el Libro Blanco sobre «El desarrollo pacífico de China», que se perfila como una Estrategia de Seguridad Nacional. En 2013, un nuevo Libro Blanco con el título de: «El empleo diversificado de las Fuerzas Armadas chinas»; En 2015, la «Estrategia militar china», y ya este 24 de julio de 2019, el nuevo Libro Blanco de la Defensa Nacional 2019.
Sobre el título: "La Defensa Nacional en la nueva era"
Por primera vez se le pone título a un LBDN. En este caso parece confirmar a numerosos académicos y expertos en relaciones internacionales que analizan el orden global y defienden la idea de un cambio de era, con el dilema de si nos enfrentamos a un «cambio de era» o una «era de cambios».
Desde el punto de vista del pensamiento estratégico chino la respuesta no tiene dudas, y parece que tiene una fecha clara, 2012, cuando Xi Jinping es confirmado por el Comité Central del Partido Comunista Chino como Secretario General del Partido para, posteriormente, tras la confirmación de la Asamblea Popular Nacional China, ser nombrado Presidente de la República. Y así, el documento analiza fundamentalmente el espacio temporal que va de 2012 a 2019.
Como elemento fundamental destaca la emergencia geopolítica de un mundo multipolar caracterizado por cuatro grandes actores − Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la propia China−, con un incremento sensible de la competición en el nivel político-estratégico. Otros factores que enmarcan esta nueva era serían: el deterioro de la arquitectura internacional para el control de armas y la no proliferación de las armas de destrucción masiva, junto con el extremismo y el terrorismo en el ámbito de riesgos tradicionales, y la ciberseguridad, bioseguridad y la piratería entre las no tradicionales.
Características fundamentales
El documento sigue fielmente el pensamiento de sus predecesores y, así, mantiene la postura fundamentalmente defensiva de su Ejército Popular de Liberación, tanto en el ámbito nuclear como en el uso de sus fuerzas convencionales. En este sentido reafirma su doctrina nuclear de no primer uso en cualquier situación y circunstancia, no utilización contra Estados sin armas nucleares, además de apoyar su completa eliminación. También, su oposición a las asociaciones y alianzas de carácter militar.
Pero lo que si resulta más llamativo es el lenguaje empleado en lo que constituye la característica fundamental de su doctrina militar: la continua referencia a evitar la desintegración de la nación china, una recurrente pesadilla en el pensamiento estratégico chino centrada en el llamado «siglo de las humillaciones», iniciado en la primera guerra del opio (1839-1842), con una razón básica, la superioridad militar occidental. El foco se centra fundamentalmente en Taiwán, sin olvidar la región autónoma uigur de Xinjiang, la región autónoma del Tíbet y las islas Diaoyu (Senkaku, administradas por Japón) y, en menor medida, los mares chinos y su conglomerado de islas y peñones, la línea de costa de más de 18.000 km, y sus fronteras terrestres, 22.000 km.
Textualmente, en uno de sus párrafos detalla: «China se opone resueltamente a cualquier intento o acción para dividir el país y a cualquier interferencia extranjera con este objetivo. China debe ser y será reunificada. China mantiene una postura firme y la capacidad de salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial, y nunca permitirá la secesión de ninguna parte de su territorio por ninguna persona, organización o partido político, por ningún medio y en ningún momento. No nos comprometemos a renunciar al uso de la fuerza y nos reservamos la opción de tomar todas las medidas necesarias con este fin.
Este uso de la fuerza de ninguna manera estaría dirigida a nuestros compatriotas en Taiwán, sino a la interferencia de fuerzas externas y al muy pequeño número de separatistas que buscan la "independencia de Taiwán" y sus actividades. Nuestro Ejército derrotará resueltamente a cualquiera que intente separar a Taiwán de China y defenderá la unidad nacional a toda costa».
Nuevos desafíos a la Seguridad
Pocas novedades en este campo. Quizás, lo que resulta más sorprendente es la falta de mención a algunos de los conceptos del debate estratégico en Occidente, como son las amenazas híbridas, la zona gris, como nuevo espacio del conflicto, además del fenómeno de la desinformación y los riesgos de las nuevas tecnologías, sobre todo en el dominio del 5G. En este sentido, el documento establece tres espacios globales de especial interés para su Seguridad Nacional: el Nuclear, como piedra angular de la soberanía nacional; el Espacio Ultraterrestre, como ámbito crítico de la competición internacional y; el Ciberespacio, como área clave para la seguridad nacional, el progreso económico y el desarrollo social.
El documento sigue firme en la línea del «desarrollo pacífico». Continúa destacando el carácter defensivo de sus capacidades militares, aunque muestra con orgullo el aumento significativo de su tecnología y potencial. Pero su mensaje es claro, en clave de potencia regional, reforzar la cohesión y orgullo nacional entorno a su Defensa Nacional, con un mensaje a la comunidad internacional, la integridad territorial de la nación china es innegociable.