Situación en Libia-17 abril 2019
Antecedentes
En 2011, a la par que los levantamientos que se sucedieron en distintos países del marco árabe Mediterráneo en las conocidas como «primaveras árabes», Libia sufrió una revuelta armada contra el régimen de Muamar el Gadafi que derivó en una guerra civil. El Consejo de Seguridad de la ONU, a través de su Resolución 1973/2011 instó a tomar todas las medidas necesarias para la protección de la población, lo que conllevó la intervención de varios países occidentales posteriormente liderada por la OTAN. El conglomerado de fuerzas políticas opositoras, así como las distintas fuerzas tribales armadas contrarias al régimen de Muamar el Gadafi se agruparon en torno al Consejo Nacional de Transición, gobierno provisional que fue reconocido internacionalmente.
En julio de 2012 tuvieron lugar elecciones constituyentes, creándose como sede parlamentaria el Congreso General de la Nación (CGN) y un gobierno provisional. Ambas instituciones, con multitud de crisis internas, no fueron capaces de controlar los enfrentamientos armados entre distintas facciones asentadas que controlaban a su vez importantes áreas territoriales, entre ellas, los campos petrolíferos con la gestión comercial de los mismos.
En ese periodo surgirá, apoyado por Egipto y Arabia Saudí, la figura del autodenominado mariscal Hafter, antiguo general del Ejército libio que dispondrá de una importante fuerza militar armada constituida por efectivos terrestres del antiguo Ejército libio (medios acorazados y mecanizados), así como de la fuerza aérea que integrará en el Ejército Nacional de Libia (LNA). En 2014 iniciará, la denominada «Operación Dignidad» cuyo objetivo será deponer al CGN, conformado, en esos momentos tras distintas alianzas, por una mayoría del islamismo, así como acabar con las células terroristas del Daesh establecidas en importantes enclaves de Libia. La Operación Dignidad contará con el apoyo de gran parte de las milicias armadas.
En 2015 se celebran unas nuevas elecciones y se decide que el Parlamento y el nuevo gobierno se instalen en Tobruk (este) ante la situación de enfrentamiento armado entre facciones que existían en Trípoli (ambas instituciones se encuentran enfrentadas políticamente). A instancias de ONU se alcanza el «Acuerdo Político Libio» por el que se constituye el «Gobierno de Acuerdo Nacional» (GAN) con sede en Trípoli y se reconoce la Asamblea de Tobruk como Parlamento. El gobierno liderado por Al Sarraj (GNA) cuenta con el reconocimiento internacional, aunque no con parte de las milicias armadas libias. El LNA, desde su creación, controla el este y sur del país y, en enero de 2019 inició una campaña para controlar los campos petrolíferos del sur y trasladarse al oeste del país, con objeto de tomar Trípoli.
Situación
La primera semana de abril y coincidiendo con la visita del Secretario General de ONU al país, el LNA lanzó una ofensiva armada (marcha de la victoria) que llegó a unos pocos kilómetros de Trípoli, con objeto de controlar la capital. Las milicias leales al gobierno, hasta el momento, han bloqueado al LNA1] aunque continúan los enfrentamientos esporádicos cerca de Trípoli.
Con objeto de cumplir lo establecido por el Acuerdo Político Libio se convocaron elecciones presidenciales y parlamentarias que deberían haberse llevado a cabo en diciembre de 2018 y que fueron suspendidas debido a la persistente violencia armada y el pulso político entre el GAN y la CGN. Ante esto, el enviado especial de ONU para Libia presentó un Plan de Acción con objeto de alcanzar la reconciliación del país y una salida política mediante la convocatoria de la Conferencia Nacional que tendría lugar los días 16 y 17 de abril y que ha sido suspendida. La convocatoria contó con el apoyo explícito del Cuarteto para Libia (NN.UU., Unión Europea, Unión Africana y Liga Árabe).
El Consejo de Seguridad de ONU se ha reunido varias veces y ha instado a las partes a buscar una vía política del conflicto. Ghassan Salamé, Representante Especial del Secretario General y Jefe de la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL), ha enfatizado sobre la solución política y pacífica y que no puede existir una salida militar.
La principal fuente de ingresos del sigue siendo la venta del petróleo. El fuerte descenso en su producción durante los primeros años de guerra civil y enfrentamientos armados, con el consiguiente cambio de control de los campos petrolíferos y gasísticos[2], se ha ido recuperando progresivamente y se ha visto beneficiado por el alza de los precios del petróleo (España también se ha visto afectada por la situación de inestabilidad en Libia[3]). Libia es el país con las mayores reservas de hidrocarburos en África[4].
En 2019, la presión migratoria hacia Europa desde los países africanos del área del Mediterráneo Central, especialmente desde Libia, continúa en descenso (2019 un 95% menos que en el mismo periodo en 2018).
La escalada del conflicto armado en Libia no se ha traducido por el momento en un aumento de salidas de inmigrantes hacia Europa. No obstante, sí se han incrementado los desplazamientos internos en el país[5].
En este sentido, un aumento de la escalada y generalización del conflicto armado en el país podría provocar el desplazamiento interno o hacia algún país más estable de la región (Túnez, Argelia, etc.) de la bolsa de inmigrantes que permanece en el país, estimada en unos 600.000. Si esto se produjera la ruta del Mediterráneo occidental, que toman como destino las costas españolas, podría verse afectada. Sin embargo, no es probable un aumento inmediato de salidas de inmigrantes hacia Europa, debido a la menor capacidad de actuación de las redes de tráfico de personas que operan en el oeste del país.
Por su parte la UE acordó la extensión, hasta el 30 de septiembre, de la operación EUNAVFORMED Sophia, de lucha contra las redes de tráfico ilegal de personas en el Mediterráneo central, en apoyo a los guardacostas libios, aunque se suspende temporalmente el despliegue de medios navales, no así los aéreos en tareas de vigilancia.
Además del conflicto de intereses en el país debemos sumar la presencia yihadista[6]. A este respecto destaca Daesh, puesto que es el grupo con mayor actividad terrorista.
Tras la declaración del Califato por el parte del Daesh se produce un movimiento de expansión de este grupo terrorista salafista. Libia, debido a su inestabilidad fue un lugar propicio para su asentamiento y consiguen establecerse en Bengasi, Derna y Trípoli, desplazando a otros grupos yihadistas, como al-Nusra vinculados a Al Qaeda. Con la Operación Amanecer, liderada por Haftar, estas células se ven disminuidas y en gran parte diezmadas, dispersándose hacia el sur y centro del país, permaneciendo en muchos casos como células durmientes. A pesar de que fueron expulsados de bastiones como Sirte, siguen activos habiendo abandonado la estrategia de expansión territorial en favor de los métodos de guerrilla[7].
Grupúsculos del Daesh se han instalado en el sur del país tras sus derrotas en el norte como consecuencia de los ataques del LNA, sin una fuerza operativa clara. Por su parte, Al Qaeda sigue controlando la zona sur y las limítrofes con Argelia, Chad y Niger, donde se da un conglomerado de elementos terroristas, tuareg y distintas tribus.
Reacción internacional
Las principales organizaciones internacionales, ONU, UE, UA y OTAN, así como Estados Unidos, Francia, Italia, Emiratos Árabes Unidos y Reino Unido han expresado su profunda preocupación por los enfrentamientos armados e instaron a las partes implicadas a reducir las tensiones y reiteraron que no hay una solución militar para el conflicto de Libia.
El Gobierno de España tras lamentar la existencia de víctimas en Trípoli hizo un llamamiento al cese inmediato de la ofensiva sobre la capital. Del mismo modo, pide a todas las partes que eviten una escalada militar y solicita una tregua humanitaria. España reitera su apoyo a la labor del Representante Especial de Naciones Unidas para Libia y apela al regreso de todos los actores al diálogo político y a descartar definitivamente la vía militar como solución a la crisis del país, toda vez que la inestabilidad en Libia provoca efectos multiplicadores en países de la región en materias de interés para nuestra Seguridad Nacional (terrorismo, inmigración, seguridad económica, etc.).
La colonia española en Libia es muy reducida (entre 80-100 personas), la mayoría con doble nacionalidad. Los expatriados en Trípoli son 8 personas, 4 de las cuales son personal de Repsol. El Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación modificó sus recomendaciones de viaje y desaconseja viajar al país y aconseja abandonar el país.
Consideraciones
- El avance armado de las tropas del LNA hacia Trípoli, previo al control de los principales yacimientos petrolíferos del país, muestran al general Hafter como un actor principal que no renuncia a su disposición de controlar política y militarmente Libia, y presentarse como interlocutor indiscutible ante cualquier negociación.
- El general Hafter cuenta con apoyos directos de Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, y más velados por parte de Rusia.
- Por el momento, la situación de inestabilidad no se ha traducido en un incremento en el número de salidas de inmigrantes hacia Europa. Sin embargo, lo que si se ha generado es un fenómeno de desplazados en el interior del país, lo que puede seguir aumentando si continúan los enfrentamientos.
- Además, según la OIM algunos de los primeros efectos que puede provocar la situación actual de Libia son: el colapso de los centros de detención de inmigrantes que existen en las proximidades de Trípoli; o la cancelación de las operaciones de retorno voluntario de los inmigrantes que permanecen en Libia a sus países de origen.
- De todos los grupos terroristas que actúan en el país destaca Daesh que, si bien se ha visto expulsado de los territorios que controlaba, aún mantiene su presencia con células durmientes y provocando atentados con gran número de víctimas, y que muy probablemente continúen con estas acciones.
- Los próximos días serán importantes para dilucidar el escenario libio. El LNA puede permanecer en las proximidades de Trípoli, sin intentar ningún avance, con objeto de presionar a una negociación en la que se le reconozca como una parte destacada para la solución del conflicto libio o intentar tomar la capital del país con el objeto de presentarse como el eje ante el que gire cualquier tipo de acuerdo.
[1] Las fuerzas leales al GAN han desplegado la operación
Wadi Doum 2 en alusión irónica a la llevada a cabo en 1986 en la que el general Hafter fue derrotado en una acción en territorio de Chad.
[2] El campo petrolero de Sharara, uno de los principales del país, está produciendo unos 1,2 millones de barriles por día.
[3] El porcentaje de importaciones de crudo de Libia (Después de Nigeria, México y Arabia Saudí) sobre el total de nuestro país, ha sido de un 10,52% en 2018, y en enero de 2019 ha supuesto un 6,63%.
[4] Principalmente localizadas en la cuenca del Sirte, a la que se suman las de Ghadames, Murzuq, Tripolitania, Cyrenaica y Kufra.
[5] La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que existen unos 172.000 desplazados internos en Libia y que durante la semana pasada unas 2.800 personas se han trasladado desde el sur de Trípoli hacia zonas más seguras.
[6] Células dispares. Unos prestan apoyo al LNA mientras que otros son contrarios, como el Consejo de la Shura Revolucionaria de Bengasi, el Consejo de la Shura Revolucionaria de Ajdabiya y el Consejo de la Shura de los Muyahidines de Derna.
[7] Durante 2018 Daesh en Libia mató al menos a 130 personas, llevando a cabo importantes atentados como el cometido en Trípoli, a finales de 2018, contra la oficina central de ONU para las elecciones.