Conferencia sobre el Cambio Climático (COP26): nuevo acuerdo para frenar los efectos del cambio climático
25 de noviembre 2021
En el marco de la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP26) celebrada en Glasgow (Escocia), los casi 200 países participantes adoptaron, el 13 de noviembre, un documento final de acuerdo —denominado Glasgow Climate Pact—que, a modo de conclusión, recoge los principales parámetros debatidos en distintos ámbitos «para abordar el cambio climático y promover la cooperación regional e internacional para reforzar la acción climática en el contexto del desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza». En declaraciones posteriores a la promulgación y anuncio de este acuerdo, el secretario general de Naciones Unidas subrayó que —aun reconociendo algunos logros— el texto «refleja los intereses, las condiciones, las contradicciones y el estado de la voluntad política en el mundo de hoy. Dan pasos importantes, pero lamentablemente la voluntad política colectiva no fue suficiente para superar algunas contradicciones profundas».
En su balance final, el secretario general se hace eco de la inquietud de muchos colectivos y organizaciones no gubernamentales, algunos de los cuales han sido especialmente críticos con el acuerdo: «Sé que muchos de ustedes están decepcionados. El éxito o el fracaso no es un acto de la naturaleza. Está en nuestras manos. El camino del progreso no siempre es una línea recta. A veces hay desvíos. A veces hay zanjas». En igual sentido, durante la última sesión plenaria, muchos países consideraron que las decisiones alcanzadas no eran suficientes —para algunos, incluso, decepcionantes— pero en general reconocieron que este acuerdo era equilibrado y con un nivel de ambición ajustado al momento actual y dadas las diferencias entre los países.
Los acuerdos de Glasgow
En cuanto a los principales aspectos que recoge el reseñado documento final, cabe señalar los siguientes:
Respecto al aumento de la temperatura, se mantiene vigente, y con esperanzas de alcanzarlo, el compromiso para que la temperatura no aumente más de 1,5ºC. De esta forma, se podrá alcanzar las recomendaciones de los sucesivos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Este objetivo es muy complicado, pues el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2021 señala que —lejos de estar en el camino correcto— «los nuevos compromisos climáticos nacionales, combinados con otras medidas de mitigación, ponen al mundo en camino de un aumento de la temperatura global de 2,7 °C para fines de siglo».
De acuerdo con los mismos informes del IPCC, se define como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), de forma global, un 45% en 2030 y la urgencia de acelerar la ambición climática. En este contexto, el secretario general de Naciones Unidas organizará un evento de líderes en 2022 para debatir sobre ambición climática, con la intención de observar los avances y ejercer cierta presión para conseguir los objetivos.
Por otro lado, el texto pone en marcha el proceso para alcanzar el nuevo objetivo financiero a partir de 2025, sobre el compromiso de los países desarrollados de duplicar su aportación colectiva de financiación para la adaptación al cambio climático a los países en desarrollo; y, además, abre el debate sobre nuevas fórmulas de financiación que involucren a los «bancos multilaterales de desarrollo, a otras instituciones financieras y al sector privado», para que se implique en la movilización de la financiación para lograr la consecución de los planes climáticos.
Otros acuerdos de importancia ha sido la mención, sin precedentes, a que el carbón es la principal fuente del calentamiento global y, por ello, existe un compromiso para reducir su uso. Sin embargo, China e India han impedido que se usara el término «eliminación gradual» de su uso como fuente de energía, por lo que finalmente se acordó la «reducción progresiva» de su empleo.
De igual importancia fue el compromiso alcanzado por los líderes de más de 120 países —que representan alrededor del 90% de los bosques del mundo— para detener e invertir la deforestación para 2030. También destaca el acuerdo respecto al metano, auspiciado por Estados Unidos y la Unión Europea, por el que más de 100 países reducirán las emisiones de este gas de efecto invernadero para 2030.
En el ámbito bilateral, y con efectos globales, subrayar el compromiso de Estados Unidos y China a impulsar la cooperación climática durante la próxima década, lo que significa un paso muy importante para fomentar el regreso al multilateralismo en la lucha contra el cambio climático y la preservación del medio ambiente
Por último, también el sector privado mostró en Glasgow un destacado compromiso climático. Así, casi 500 empresas de servicios financieros mundiales acordaron alinear 130 billones de dólares —alrededor del 40% de los activos financieros del mundo— con los objetivos del Acuerdo de París.
España: lucha global contra el cambio climático y compromiso en Glasgow
Para España, en el marco de la Seguridad Nacional, los efectos del cambio climático son extremadamente importantes y aumentar la capacidad de resiliencia es fundamental, tanto dentro de nuestras fronteras como en regiones de especial interés para nuestro país. Así, el territorio nacional está afectado —entre otros fenómenos— por sequías, fenómenos meteorológicos extremos, incendios forestales y olas de calor; y todos ellos pueden acelerar procesos de desertificación, afectar a la biodiversidad, la salud, la economía, especialmente a la agricultura, o a la gestión del agua. Por otro lado, también los efectos del cambio climático en zonas de gran importancia económica, ecológica, humana y de seguridad como Iberoamérica y el Caribe, el norte de África o el Sahel van a ser trascendentales para España y para el mundo. En este sentido, cabe destacar que el acuerdo firmado en Glasgow sitúa la adaptación, especialmente en las zonas más vulnerables, en el centro de la atención, por lo que establece un programa de trabajo técnico para ayudar, evaluar y medir la acción en estos países en desarrollo.
En el contexto de la lucha global contra el cambio climático, España destaca por mantener una línea climática clara, que además está alineada con las posturas de la Unión Europea. En este sentido, España está comprometida a reducir un 55% las emisiones en 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050; y, al tiempo, sigue dando pasos para alinear las inversiones nacionales —públicas y privadas— con el objetivo de la neutralidad climática. Con este objetivo, destinará 30.000 millones del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia en los próximos tres años a la transición ecológica.
En la apertura de la Conferencia de Glasgow, el presidente del Gobierno anunció que España va a aumentar, de forma progresiva, la financiación climática para llegar en 2025 con un incremento de un 50% respecto de nuestro compromiso actual, y llegar así a 1.350 millones de euros/año a partir 2025. Además, España aportará 30 millones de euros al Fondo de Adaptación de la ONU en 2022 y, por último, destinará el 20% de nuestros derechos especiales de giro a países vulnerables, con un mínimo de 350 millones de euros.
En cuanto al documento acordado en Glasgow, España considera que es positivo por los acuerdos concretos alcanzados y también porque todo indica que el marco multilateral en el ámbito del cambio climático sale reforzado.