En el marco del debate General 71º Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 19 de septiembre se celebró en Nueva York una reunión de Alto Nivel para analizar los grandes desplazamientos de refugiados y migrantes.
Los desplazamientos forzados de poblaciones constituyen actualmente una crisis mundial, con un número sin precedentes de refugiados y migrantes que huyen de la guerra, la persecución, la pobreza y otras situaciones que ponen en peligro la vida.
Según ACNUR, 65,3 millones de personas se encontraban desplazadas en el mundo a finales de 2015, cifra nunca alcanzada. De ellos 21,3 millones eran refugiados, 40,8 millones desplazados internos y 3,2 millones solicitantes de asilo[1].
Su Majestad El Rey, Felipe VI, encabezó la delegación española asistente a esta Cumbre, acompañado del ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo.
En su discurso, trasladó la plena disposición de España para trabajar con el máximo empeño en la elaboración y negociación de los pactos sobre migrantes y refugiados que se perfilen en los próximos años. Y ello desde el compromiso de contribuir a amortiguar un drama humano de primera magnitud y poniendo en valor la experiencia de nuestro país en la gestión eficaz de los grandes movimientos de personas. Una gestión basada en la garantía de protección de aquellas y en un esfuerzo intenso y sostenido de cooperación con los países emisores de migrantes y de tránsito.
Como resultado de la sesión, se adoptó por consenso de todos los Estados miembros la Declaración de Nueva York sobre refugiados y migrantes. En ella, los 193 Estados miembros se comprometen con los derechos y la protección de los refugiados y los migrantes, además de reconocer la existencia de una responsabilidad compartida.
Entre los compromisos concretos formulados cabría destacar el de potenciar la protección de los derechos humanos de todos los refugiados y los migrantes; el fomento de la prevención y la respuesta adecuada a la violencia sexual y de género; el apoyo a los países que reciben y acogen a un gran número de refugiados y migrantes; el refuerzo de las contribuciones positivas de los migrantes al desarrollo económico y social en los países de acogida y la implementación de una respuesta global a los refugiados, basada en un nuevo marco en el que se articule la responsabilidad de los Estados miembros, la sociedad civil y el sistema de las Naciones Unidas.
Junto con la Declaración de Nueva York, se aprobaron dos anexos que pretenden preparar el camino para un pacto mundial en 2018. Un sobre refugiados (‘Respuesta Integral a la situación de los refugiados’), para garantizar su protección y el reparto de responsabilidades en su atención, y otro sobre migrantes (‘Pacto mundial para una migración segura, regular y ordenada’), en aras a fortalecer, en palabras del Secretario General, Ban Ki-Moon, la gobernanza mundial en materia de migración
Para más información:
[1] Según la Convención de Refugiados de 1951 un refugiado es una persona que "debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país".
Solicitante de asilo es quien pide el reconocimiento de la condición de refugiado en otro país y su solicitud todavía no ha sido evaluada en forma definitiva.
Desplazado interno se asemeja al refugiado en que es un desplazado forzoso pero, a diferencia de aquel, no abandona el país donde se produce el conflicto o la persecución.